lunes, 24 de marzo de 2008
ÁNGELES ENTRE NOSOTROS
Las historias sobre ángeles nos adentran en un mundo desconocido. El mundo espiritual. “Pneuma” significa aire y los ángeles se mueven en este medio en nuestro mundo. Aire porque no los podemos atrapar o tocar, pero sí los podemos sentir y cuando ellos quieren o Dios se lo ordena, más bien, se hacen visibles, toman una forma humana o se dejan ver como son, si es que son como se muestran, según la ocasión lo requiera. ¡Cuánta ciencia desconocemos! ¿Cómo pueden materializarse cuando su ser natural parece incorpóreo pero no desprovisto de una forma? ¿Cuál es su verdadera forma, la que adoptan ante nosotros o la que aparece en las visiones del trono de Dios en Ezequiel, por ejemplo?
¿Todos los ángeles son iguales? Parece que Lucifer era querubín, como decíamos en el artículo anterior, y que hay serafines y arcángeles, la tradición recoge más. Parecen haber diferencias entre ellos, en cuanto a poder, atributos, sabiduría o forma. La misma creación de Lucifer dice que Dios se esmeró con él más que con nadie. La cuestión de las diferencias es evidente. Heb. 1: 7
¿Cuál es su forma verdadera? Alas, sin alas, con rostros de animales –ver los querubines alrededor del trono de Dios en Ezequiel, Ez 1: 5, 6, por ejemplo-. Siempre aparecen con forma de varón, por ver alguno de los múltiples ejemplos: Dan 8: 15; 9: 21, Hch 1: 11. ¿Aparecen, a pesar de su brillo y gloria, con una forma que no nos atemorice? Podría ser, pero incluso así cuando se muestran con un aspecto glorioso los profetas tiemblan y desfallecen.
¿Qué dimensiones desconocemos? ¿Cómo pueden ir i venir tan deprisa desde lo que llamamos cielo a este mundo y volver a Dios que los envió en el cumplimiento de sus misiones? Recordemos la oración del profeta Daniel en el capítulo 8 y 9 de su libro. Mientras Daniel está orando en busca de respuestas Dios le envía al ángel Gabriel para que le oriente.
¿Cómo de grande es su poder? ¿Cómo puede un solo ángel destruir un ejército asirio de 185.000 hombres? Aunque Isaías habla del Ángel de Eterno, Is. 37: 36 y cómo muchos interpretan, esta nomenclatura se aplica a Dios-Hijo.
¿Qué implica que el hombre sea de creación un poco inferior a los ángeles? Heb 2: 6, 7 Dios los creó en determinado y grandioso número, pero que sepamos sólo los seres humanos pueden procrear. Los ángeles no. Ellos pueden hacer, sin embargo, cosas imposibles para los hombres.
Los ángeles son seres excepcionales, únicos, de aspecto parecido a un relámpago o a llamas de fuego, espíritus ministradores, con forma humana cuando aparecen, pero de aspecto fantástico en algunas visiones proféticas cuando tienen diversos rostros y numerosas alas.
No podemos ir más allá de lo que dice la Biblia sin caer en la ciencia ficción. Nadie nos prohíbe imaginar o intuir, pero no podemos hacer declaraciones categóricas más allá de las declaraciones bíblicas ni fiarnos de la tradición al cien por cien. Siempre hay algo de verdad y algo de mítico en las tradiciones.
Lo cierto es que intervienen en determinadas ocasiones para servir al propósito de Dios. Nos ayudan de manera anónima o a veces visible pero nunca dándose a conocer directamente. Tengo un tío abuelo, Antonio, que ha sido pastor muchos años. Un hombre de verdadera vocación cuyo servicio al Señor ha podido ir gustosamente más allá de los límites de lo que llamamos jubilación. Su experiencia como siervo de Dios acumula numerosas historias a cuál más increíble. Las hemos podido disfrutar en familia numerosas veces. Recuerdo una que me impactó profundamente. Cuando él era un joven pastor e iba por esas “carreterillas” de entonces con su dos caballos, se dirigía a un pueblecito perdido a instruir bíblicamente a un matrimonio. La carretera rural iba de un pueblo a otro por entre las montañas, os podéis imaginar. Aún quedan por ahí algunas de esas carreteras, “comarcales de tercera división” que casi nadie usa, en las que sólo cabe un coche, y con quitamiedos de cemento y piedra para no caer por el barranco que bordean. En medio del viaje oyó un ruido seco y el coche se detuvo. Se agachó y descubrió con disgusto y sorpresa que el palier se había partido. Ya sabéis que es el eje que transmite el movimiento desde el diferencial hasta las ruedas motrices. Hizo lo único que podía hacer, orar. Le pidió a Dios ayuda para poder llegar hasta el pueblecito, como fuera, y dar el estudio bíblico. Al terminar su oración y abrir los ojos estaba junto a él un joven alto y apuesto que le brindó su ayuda. “¿Qué le pasa, necesita ayuda? –“Sí, se me ha roto el palier y no puedo continuar mi viaje”. El joven se agachó y pidió el gato para manejar mejor la pieza… El pastor se sorprendió porque se preguntaba qué es lo que podría hacer aquel joven sólo con sus dos manos como herramienta. Para echarse a reír, pero la intención es lo que cuenta. El joven parecía muy determinado y seguro. Antonio se agachó para ver que es lo que estaba haciendo y se quedó petrificado y con la piel erizada. Ante sus ojos aquel joven manipulaba el acero del palier como si fuera mantequilla engarzándolo con la misma facilidad que se maneja la pasta de harina o la plastilina. Unió de nuevo la pieza. Los dos se levantaron. “Bueno, ya está, por lo menos podrá llegar hasta el pueblo y buscar un mecánico que le cambie la pieza rota” Antonio, que todavía no se había repuesto de semejante experiencia, acertó a preguntar de manera inteligente: “¿Usted es un ángel, verdad?” El joven le miró sonriente y cómplice y le contestó: “¿Nunca me habían hecho esa pregunta?” Antes de que Antonio pudiera darse cuenta, el joven había desaparecido… La cara de incredulidad del mecánico ante esta historia y la forma como había sido “unido” aquel eje es algo que quedará para siempre en las retinas de Antonio junto a esta historia fantástica pero real.
Es sólo una de muchas. Hay miles de historias así. Conozco personas que han conversado con ángeles. Casi siempre se dan cuenta más tarde, casi siempre nos pillan por sorpresa, es tan increíble que nuestra reacción llega tarde. Hay libros escritos sobre experiencias con ángeles. Nos ayudan cuando estamos en peligro, nos colaboran anónimamente para resolver situaciones difíciles. Nos salvan la vida, nos avisan de peligros, nos cobijan, nos animan… La lista es larga, larguísima.
Tengo muchas experiencias vividas con ángeles para compartir con vosotros. Las iré publicando poco a poco. ¿Tienes alguna? Escríbela y compártela con todos. Vale la pena constatar la acción permanente y constante de Dios por nosotros. No nos olvida nunca y sus ángeles están continuamente ayudando a los seres humanos. ¡Venga, espero tu colaboración!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)